No ... no ... no hay duda, no hay duda alguna, ¡no ha muerto! ¡Entonces si él no ha perecido será preciso que yo me suicide
18 DE AGOSTO
¡Ah! ¡Qué noche! ¡Qué noche! Y a pesar de todo, me parece que debo alegrarme. He estado leyendo hasta la una de la madrugada. Hermann Herestauss, doctor en filosofía y teogonía, ha escrito la historia y manifestaciónes de los seres invisibles que rondan en torno del hombre, o los soñados por él. Describe sus orígenes, su dominio, su poder. Ninguno de ellos se parece al que me persigue. Se diría que el hombre, desde que tuvo la facultad de pensar, sospechó y temió un nuevo ser más fuerte que él, su sucesor en el mundo, y al sentir su proximidad y no poder prever la naturaleza de su futuro dueño, ha creado en su terror todo ese mundo fantástico de seres ocultos, vagas sombras nacidas del miedo.
Después de haber leído, como he dicho, hasta la una, me he sentado cerca de la ventana abierta, por donde entraba el aire y la sombra, refrescando mi frente abrasada y mi dolorida cabeza.
Tal vez un día, no lejano, uno de ellos, atravesando el espacio, aparecerá sobre nuestro planeta para conquistarlo, como en los tiempos históricos hicieron los normandos, atravesando los mares para ir a esclavizar a los pueblos débiles.
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