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IL POSTINO

IL POSTINO

sábado, 15 de marzo de 2008

CREÍ VOLVERME LOCO, ¿Él? Maupassant

Encendí la bujía, y al acercar la mano al fuego, sacudióla un temblor, y me incorporé rápidamente, como si alguien me hubiera tocado por la espalda.

Sentía inquietud...

Anduve de una parte a otra,

diciendo algunas frases, para oírme;

canté a media voz.



Luego cerré la puerta con llave, y esto me tranquilizó algo. Nadie podía entrar por sorpresa.

Sentado, reflexioné las circunstancias de mi aventura; después me fui a la cama y apagué la luz. Al principio nada hubo de particular. Estuve tumbado tranquilamente. Luego sentí ansia de mirar en torno y me apoyé sobre un costado.

En la chimenea sólo había ya dos o tres brasas; lo suficiente para permitirme ver con sus difusos reflejos las patas del sillón, y
me pareció que había vuelto a sentarse un hombre.

Encendí una cerilla con rapidez. Me había equivocado.
No vi a nadie.

Sin embargo, me levanté, arrastrando el sillón hasta la cabecera de mi cama.

Volviendo a quedarme a oscuras, procuré descansar. Acababa de dormirme cuando se me apareció, en sueños, pero tan claro como si lo viera en realidad, el hombre sentado junto a la chimenea. Despertando con angustia, encendí la luz, y me quedé sentado en la cama sin atreverme a cerrar los ojos.


Dos veces me venció el sueño, a mi pesar; dos veces el fenómeno se reprodujo.


Creí volverme loco.


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